Una Concepción distinta
Renovada de cara al verano, y firme en su legado histórico, la ciudad entrerriana suma muchas novedades a sus verdes de selva y monte, la cercanía con pueblitos entrañables y su río majestuoso. Las playas de la Isla del Puerto, Banco Pelay y Paso Vera en tándem con el complejo termal, y una gastronomía de primera, la posicionan en el podio de las elegidas por cercanía y servicios.
Entre Ríos es siempre una gran opción. Está cerca de Buenos Aires, pero lo suficientemente lejos para respirar otro aire, otra onda. Compartir el mate, pisar la arena descalzos, sentir el aroma campero. Parece poco, y vaya si es mucho. “Estamos a full para esta temporada”, se emociona María Laura Saad, directora de turismo. Efectivamente, después de tanto tiempo de restricciones, parece instalarse la idea de un verano a pleno disfrute, con pronósticos de lleno total en algunas localidades costeras, serranas y litoraleñas. “Es un desafío que afrontamos con nuestro capital, que son las playas, las termas, la gastronomía o la historia que tanto nos destaca, y actividades a las que más estamos apostando mucho, como el senderismo en la costanera de la Isla del Puerto, donde estamos recibiendo visitas en la reserva”, asegura.
Garantía
A menos de 300 kilómetros de la capital porteña, Concepción arranca fuerte su oferta desde el vamos. Ahí mismo, sobre la RN14, y haciendogala de su lago artificial y un inmenso parque acuático lleno de toboganes y piletas frías que son el delirio de niños y niñas, las Termas de Concepción (www.termasconcepcion.com) ofrecen 10 piletas y un prestigiado restaurante en medio de un complejo de 30 hectáreas, con hospedaje en cabañas, bungalows y un apart hotel. Ni bien se entra a la ciudad, uno puede sumergirse en unrecorrida por el casco histórico, desandando el colegio nacional y el cementerio, la catedral, las plazas, la casa de los masones y otros puntos donde la historia dice presente. Fuerte en sus movidas culturales, con constantes encuentros gastronómicos y una agenda social y educativa que incluyó el arranque de la Feria de la Palabra como previa al Encuentro Entrerriano de Teatro, la ciudad construye una agenda para volverse una opción durante todo el año.
A punto
Entre las novedades que señala Saad hay que destacar los dos sectores de acceso para personas con capacidades diferentes (la más notable en el amplísimo sector vede de Banco Pelay), y La Ruta de Turismo Rural, que ofrecerá un abanico de opciones, entre ellas, visitas no sólo a estancias clásicas con granjas de animales, sino la llegada rincones con fabricantes de cerveza y alfajores, y chacras que producen quesos, stevia o rosas. En el caso de las rosas, además, la ya conocida Casa de Te Flora está armando un laberinto plagado de ejemplares coloridos, programa ideal para el paseo familiar, que asegura tener a pleno aromáticos pimpollos para febrero-marzo. También hay una movida viñatera donde el syrah Martín Pescador de la bodega Viñas del Río se afianza, y promete dar que hablar en la mesa que ta bien describe al pago.
En bici
Marisa Delfino es una guía entusiasta, y cada año propone ampliar la forma en que puede conocerse los alrededores. Una de las propuestas implica unas tres horas y unos 10 kilómetros, alternando asfalto con senderos de tierra, y dificultades bajas y medias. Se sale desde el centro hacia Banco Pelay, y el paseo no escatima miradores como La Toma, una rampa directa al río Uruguay y el Faro Stella Maris. “Lo más lindo está por venir”, alienta Marisa a los cansados. Habla del sendero por la selva en galería, una suerte de tuvo en el que los ciclistas requieren su lado más aventurero. Hay una breve parada para conocer la flora y fauna nativa, compartir un mate y algo para comer, y se termina en el puerto, con relatos históricos. El costo de esta recorrida es de $1500 por persona e incluye la bici, el casco, un guía habilitado con amplio conocimiento de los recorridos, y que está provisto de un equipo de comunicación y el seguro. Otra salida con el mismo costo y servicios incluidos plantea una visita de características más urbanas, recorriendo cada rincón del casco histórico, donde predomina la plazaFrancisco Ramírez, declarado lugar histórico nacional desde 1956, la biblioteca Alberto Larroque,la basílicaInmaculada Concepción, el Colegio Nacional Justo José de Urquiza, el puerto y el faro fluvial de río.
Siempre Urquiza
Estar en Concepción implica cruzarse a cada instante con alguna reminiscencia, semblanza o atributo del primer presidente constitucional argentino. Aquí no sólo se vio nacer a este hombre complejo de nuestra historia, sino que el pago fue partícipe y escenario de muchas de sus grandes obras y acuerdos políticos. Saliendo de Concepción unos 30 kilómetros hacia Colonia Caseros, se llega al Palacio San José, hoy Museo y Monumento Histórico Nacional. Fue la residencia más emblemática de Justo José de Urquiza y su esposa Dolores Costa, y motivo de visita permanente. Intrigantes etapas locales, regionales, nacionales e internacionales; recuerdos del enfrentamiento de Urquiza y “Pancho” Ramírez con los unitarios; aparentes traiciones a la causa federal y misterios y acuerdos de masones, habitan más allá de la belleza arquitectónica de este edificio italiano-criollo-colonial español que puede visitarse a diario con excelentes guías locales.
Un poco más allá del Palacio San José y Colonia Caseros, las localidades de Pronunciamiento, San Justo y Primero de Mayo evocan también a Urquiza y su familia, y se muestran pacíficas como Colonia San Anselmo y demás parajes cercanos donde no faltan historias de colonos, el ferrocarril y el campo.
Playa, aves y paseosLa visita no puede concluir sin sacarle provecho al río, de la manera que sea. Una de ellas es el kayak. Uno de los recorridos posible también con Delfino transita la Isla del Puerto, ladeando la costa hasta bancos de arena y pequeñas islas. Desde el puerto, el tramo más atractivo es hasta Cambacuá, la isla tesoro uruguayense que en verano recibe familias y amigos, turistas y el tercer parque náutico del país. Desde allí se ve a Santa Cándida vigilando el acceso desde lo alto del faro. Sus luces guían no sólo a remeros sino a los enormes buques que llegan al puerto comercial de Concepción del Uruguay, uno de los más importantes de la región. Madre del general Urquiza, la santa de María Cándida García es también vigía de esta reserva, de los ciudadanos y navegantes de estos pagos en que campo y puerto, río y tierra, modernidad y tradición, parecen encajar sin grandes contradicciones. En Cambacuá se realiza una caminata por un sendero de la selva en galería. Hay un rato de mate y paseo libre y se regresa. El costo es de $3500 por persona e incluye todo lo necesario (kayak, chaleco, cobertor, seguro, y claro, la compañía del guía). En la misma zona hay mucho para ver desde embarcaciones más grandes, que permiten tomar dimensión de la generosidad de este ecosistema, donde río, selva y playas están siempre a mano. A ello se suma el avistaje de aves. “Cuanto mástemprano a lamañana, mejor”, dice el guía Javier Acosta(03442 15627846), que recomienda Paso Vera o Isla del Puerto como escenario para salidas de 2 a 4 horas. “Allí encontramos aves relacionadas a la selva en galería, muchas acuáticas y playeras”, resume. Además, cardenales, carpinteros, pepiteros, zorzales, pirinchos, cabecita negra, tacuaritas y garzas completan la visita con costo desde $500.