Te quiero igual
Los hilos invisibles que unen a Montevideo con nuestro país parecen indestructibles. Hoy, cuando su sequía genera complicaciones y amenaza con sus mates salados, y la diferencia cambiaria marca records en los precios, nada parece cambiar. Ese amor, muchas veces no correspondido, se impone otra vez. Aires de calma y cierta estabilidad, el nuevo circuito Latido afro que se suma al de China Zorrilla, barrios emblemáticos y 24 kilómetros de rambla para vivir el río son algunas razones.
De cara a la playa, a sus arenas finas y barrancos que muchas veces las ocultan, ese río que suele disfrazarse de mar, se sabe protagonista: esta ciudad lo valora como ninguna, y aquí se lo disfruta sin reparos. Pero no todo es color de rosa. Aquí, como en todas partes, la vida une y también repele, más en tiempos de crisis. No se ha dejado de respirar fútbol y candombe, nunca falta el “Tá” como pregunta que afirma o el “Bo”, utilizado para enfatizar. Pero “la cosa del agua se ha vuelto complicada hermano”, dice un montevideano que me invita a un mate “medio fiero” en el barrio Sur. Delicias de lo cotidiano camino al Centro Cultural Cuareim 1080, donde Matías Silva me espera. “Doña Gregoria, mi bisabuela, era capataz del conventillo Medio Mundo que quedaba acá a la vuelta. Ahí había muchos descendientes afro que habían llegado tras la abolición de la esclavitud, asó como inmigrantes europeos y algunos locales. En este lugar los tambores convocaban”, asegura, y cuenta que, tras el desalojo impuesto por los militares ante un supuesto peligro de derrumbe muchas familias abandonaron el lugar y se instalaron en los alrededores de la ciudad, en las afueras y hacia el campo. “Lejos de desaparecer, el candombe se sembró aquí y allá, en comunas y pueblitos”.
Punto central
Cuareim 1080, nombre que lleva en honor al domicilio de aquel conventillo, es el centro cultural donde Margarita Barrios y Waldemar Silva, madre y padre de Mathías, encontraron como excusa al candombe para trabajar en lo social. Hoy, es uno de los 12 puntos geolocalizados e independientes donde Latido Afro, el circuito turístico y cultural auto-guiado por los barrios Sur y Palermo, que lo tienen como parada central. El circuito destaca a la población afro de Montevideo, mediante un recorrido que puede pre visitarse en www.latidoafro.uy con videos de distintas voces y puntos destacados. Hay también una visita por los murales que visten calles y pasajes, y la agenda de comparas para animarse a bailar. “Hemos progresado mucho estos años, pero aún hay racismo. Incluso en el barrio se nos ha dicho alguna vez: ´monitos que hacen ruido´. Por eso no debemos olvidar que somos un polo de resistencia y de resiliencia cultural. Y es importante que la historia quede plasmada en este Latido Afro que propone la ciudad, más allá de lo oral, que fue como se trasmitió siempre nuestra historia”. Silva, que además es docente y músico, y con su grupo participó de la grabación de un tema del último disco de Bajofondo, que compitió en los premios Latin Grammy, agrega: “Se toca palo y mano en Uruguay, y hay formas características: el toque de barrio Sur, que lo crearon mis abuelos, el de Palermo y el de Cordón. Cuentan que esto se inició medio de casualidad, porque no se podía apoyar el tambor por ser visto como ofensa a las creencias de los amos, y por eso se fue apoyando en el cuerpo y luego se colgó, lo que habilitó la posibilidad de caminar, y así las comparsas insipientes encontraron su destino. El modo de construir los tambores cambió, algunos materiales también, pero la esencia no: la conexión, el trance en el que te sumerge es único”.
En ambas orillas
Si hay un nombre que une a Montevideo con Buenos Aires, es el de China Zorrilla. El año pasado se cumplieron 100 años del nacimiento de la gran actriz rioplatense, y la ciudad que la vio nacer armó un circuito para rendirle homenaje. Se trata de paseos que evocan su carrera, desde la pantalla chica al teatro, pasando por la beneficencia y hasta la mansión de su abuelo José Zorrilla, con tours temáticos gratuitos. Así, “Me divierte estar viva”, frase que la describe en cuerpo y alma, según quienes la conocieron, se ha vuelto un clásico de la visita a Montevideo. Este recorrido autoguiado, incluye lugares icónicos de la capital uruguaya, para que montevideanos y visitantes puedan recorrer y aprender sobre su vida y obra. Por medio de 16 tótems se puede acceder a una plataforma donde la actriz, o alguien cercano a ella, relata pensamientos, anécdotas e historias, siempre cercanas a teatros, monumentos y locaciones relacionadas con la dirección teatral, el piano, la producción artística y la composición, tareas que China Zorrilla supo condensar. Por ejemplo, en el Club de Golf del Uruguay, se cuenta sobre el día en el que la actriz conoció al escritor argentino Jorge Luis Borges, y en el Teatro Solis se revela lo que significó para ella volver a la Comedia Nacional. Y en la casa de Juan Zorrilla de San Martín, “el poeta de la Patria”, se puede descubrir a la niña que le recitaba a su abuelo, entre otros momentos importantes.
Clásicos que convocan
Los coquetos barrios de Punta Carreta, Carrasco y Pocitos, una gastronomía popular con clásicos arrollados parrilleros y chivitos rebosantes, la siempre atractiva feria Tristán Narvaja y las playas de cara al río hacen de la capital uruguaya una tentación. Hay allí, a la vez, cierta mixtura entre lo antiguo y lo moderno. Bares y boliches emblemáticos renuevan su look por dentro, mientras la alarma monitoreada, una suerte de encargado de edificio online que vigila un inmueble durante las 24 horas a través de un sistema tecnológico a distancia, se impone en edificios de fachadas antiguas. Hay, lógicamente, muchísimos taxis y colectivos, pero en su mayoría, son eléctricos. Un par de líneas ponderan incluso su “100% carga eléctrica”, con estaciones de carga en plazas, parques y estacionamientos. Los parques Rodó, Punta Carretas, Juan Zorrilla de San Martín, Batlle, Fructuoso Rivera e Instrucciones del año XIII, pulmones verdes de la ciudad, no sólo están en relación con la rambla, sino también repletos de juegos nuevos e interactivos, y en varios de ellos, los fines de semana hay espectáculos y ferias gastronómicas itinerantes, con recetas que parten de su tradición, que al igual que en Argentina, es la una unión de las cocinas italianas, españolas y nativas, pero a las que suman propuestas internacionales, gourmet y veganas. Todo ello puede degustarse con los buenos vinos locales de cepa tannat que la región ha sabido explotar, en especial la bodega de la familia Bauza. O con el famoso medio y medio, un verdadero invento uruguayo que mezcla vino espumoso dulce y vino blanco seco que da vida a un corte casero.
El tesoro
Cuna de su fundación, la Ciudad Vieja está construida sobre una pequeña península a un extremo de la cuidad, separada prácticamente del resto de la bahía por unas diez calles en cuadrícula. Esa ubicación muestra cómo el río la cerca y embellece por tres de sus cuatro lados, por lo que prácticamente cada calle conduce más temprano que tarde a las aguas y su horizonte infinito. Aquí el Puerto es el rey, y muy cerca funciona el centro financiero, comercial y varios de los atractivos turísticos, restaurantes y cafés históricos como Bacacay (el bar de los actores), Copacabana (Sarandí y Misiones) o el Brasilero (fundado en 1877). Otros dos distintivos realzan el valor histórico: sus 16 museos, y el teatro Solis. Entre los primeros se destaca el Museo del Carnaval, el Museo de Arte Precolombino e Indígena, el Museo Gurvich, el Museo Andes 1972, el Museo Torres García y el Museo de las Migraciones. El Solis, en tanto, es una joya viva y constituye el principal escenario artístico de Montevideo. Tras su reapertura en 2004, ensayan allí la Comedia Nacional y la Orquesta Filarmónica, y gracias a sus tarifas populares e impronta federal, ha ofrecido espectáculos de altísimo nivel a miles de uruguayos, democratizando el acceso a la cultura. A unos metros de allí está parte de la antigua puerta de la ciudad, que la rodeaba y protegía de visitantes indeseables. De ella hoy queda sólo el arco, conocido como el Portal de la Ciudadela, una de las postales más conocidas de la Ciudad Vieja, unida y a la vez separada del “resto” de la ciudad. Aquí el sistema de bicicletas gratuitas es una buena opción para recorrerla, y llegar a la muralla junto a la Plaza de la Independencia. Ese parque atesora en su centro el mausoleo del General Artigas, y marca el inicio de la Av. 18 de Julio, la vía a la gran Montevideo.