Se hace camino al andar
En tiempos donde el cuidado del medioambiente nos interpela más que nunca, y el cambio de ritmo se exige ya como un baluarte de cualquier destino turístico, algunos pueblos y ciudades plantean un nuevo desafío: ¿y si sólo nos visitan a pie?
Ya hace tiempo, La Cumbrecita (Córdoba) instaló un singular modo de preservación para quienes llevaban allí en busca de su belleza, las recetas suizo-alemanas y su río cristalino: “nada de autos”. Es cierto que la propia fisonomía del lugar (calles angostas y subidas empinadas) lo propiciaba, pero sostener este tipo de visita diferente reafirmó su identidad, y dicen, los mantuvo a salvo. Ahora, son muchos los pueblos que buscan el “modelo Cumbrecita”. Cinco ejemplos de una tendencia que crece.
La joya de Calamuchita
A punto de cumplir 90 años de existencia, La Cumbrecita (www.lacumbrecita.gob.ar) genera una primera impresión envidiable. Ubicada en un paraíso de sierra y monte que se disfruta a cada paso, cuesta no distraerse ante cervezas artesanales, embutidos, y budines suizo-alemanes en bolichitos de madera adornados con flores. Pionera también en el cuidado del medioambiente, lo demuestra también con su río cristalino, emprendimientos como Peñón del Águila (www.penondelaguila.com.ar) y, sobre todo, una premisa: se la conoce a pie. “Un ejemplo para el mundo en cuidado ambiental, que sigue progresando con una planta de gas natural que brinda energía limpia y representa un ahorro para las familias. Por eso nos enorgullece que otros pueblos como Purmamarca y San Pedro de Atacama (Chile) quieran replicar el ejemplo”, supo poner sobre la mesa el gobernador Juan Schiaretti. Así la conexión eléctrica renovable, las aguas tratadas, el reciclaje y la constante reforestación, son desafíos planteados por la ONU para el 2050 que este lugar sigue con atención. Esta conciencia está muy arraigada en sus pobladores, y se palpa, mate en mano, pateando sus callecitas.
La magia de los Esteros
Colina Pellegrini, acaso la nave insignia de los fabulosos Esteros del Iberá (www.ibera.gob.ar), es otro de los sitios que, si bien no ha restringido el acceso a vehículos, trabaja seriamente en limitarlos, y promover los paseos en el pueblo a pie. Allí la fauna se destaca en cada rincón, desde los monos carayá del parque lindante al predio de ingreso, a las navegaciones en lancha, que son la garantía de avistamiento de yacarés, carpinchos, lobitos de río, ciervos de los pantanos y de cenas de aves. Con Rolo, uno de los guías más avezados arremetemos el espejo de agua por las entrañas movedizas de los esteros, Parque Nacional desde 2018. Entre sus portales, que atesoran una red de lagunas, bañados y deltas, se destaca este pueblo casi centenario que invita al tranco lento en un circuito creado por mujeres que va de las márgenes de la laguna y las casas antiguas al moderno Centro de Visitantes (Caraguatá y Panambí) y es coordinado por Vilma Frete (Tel.: + 54 9 3773 439956), Sara Medina (Tel.: + 54 9 3773 414532) y Marilín Cabrera (Tel.: +54 9 3773 415463). Garantía de hospedajes como la Posada Rancho Iberá (www.posadaranchoibera.com.ar / Tel.: +54 3794 318594 / 3773 15412661) y su tradicional fiesta anual, celebrada con asado con cuero para quien llegue de visita, conjuga una gran experiencia en la que no ha faltado El Pibe Fretes, dedicado a la recuperación del guaraní; o Bruno Leiva, ex cazador devenido en guardaparque tras un acuerdo entre el gobierno local y provincial para cuidar hoy los animales que antes apenas eran pieles.
Emblema de la Quebrada
Si bien está algo frenada la iniciativa que en su momento propuso a este ícono norteño como “Segundo Pueblo Peatonal del País”, muchos purmamarqueños (sobre todo) no se resignan. Notablemente cambiada en los últimos años, Purmamarca ha perdido algo de su virginidad, pero nunca su encanto. Surgido a fines de 2016, el convenio con La Cumbrecita (Córdoba) invitaba a la localidad a replicar los buenos resultados de su restricción vehicular, sumando acciones para el turismo sustentable y el uso de energías renovables. En ese sendero (aunque algunos ambientalistas opinan lo contrario) el Ministerio de Cultura y Turismo de Jujuy (www.turismo.jujuy.gov.ar/purmamarca) abrió un acceso peatonal al circuito del Cerro de Siete Colores en acuerdo con Edgardo “Memo” Vilte, propietario del sendero a su mejor postal. Más que cantidad, es la calidad de visitas, que va del camino de Los Colorados a los restaurantes peñeros de Claudia Vilte (Libertad y Belgrano / Tel.: +54 388 4908088) o Tierra de Colores (Libertad entre Belgrano y Sarmiento, Tel.: +54 388 5149068) las que hacen del pueblo un sitio para gastar suelas, girando en la plaza donde su feria ofrece bolsos y ponchos de lana de vicuña o llama, tazas de barro, tapices, collares, pesebres y miniaturas de collas.
La isla chaqueña
Referencia regional en pesca deportiva y uno de los sitios más pintorescos de la provincia, la Isla del Cerrito sorprende a quien llega por primera vez. Antiguo leprosario y escenario destacado de la Guerra de la Triple Alianza, es la riqueza patrimonial de sus edificios y el casco urbano lo que cautiva a los visitantes que suelen desandarlo a pie, mate en mano, como si se tratara de un antiguo barrio cerrado. Por una de sus calles se llega al museo, antigua sede de la gobernación tras la guerra. “Allí hay varios objetos de los cuatro ejércitos (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), restos del antiguo taller mecánico, del astillero, el hospital, la iglesia y el fuerte, que se están reutilizando”, cuenta la guía Mariela Pedelhez (Tel.: +54 03786 412116). En esa veintena de edificios estaba el hospital Maximiliano Aberastury, primer centro modelo en el país para tratamiento de lepra. Hoy la localidad sabe de su potencial y avanza sobre propuestas que suman salidas a su naturaleza poco explorada con los paseos personalizados de Eduardo Mendoza (Tel.: +54 3225 202953), hospedajes de pesca como El Guáscara (Tel.: +54 3624 221141) y propuestas de hotelería y buen comer en Hostería del Sol (Tel.: +54 03722-496200 / 158092) para destacar este tesoro del Paraná.
5- Iruya – Salta
Resguardada en una grieta inmensa en los límites de Salta y Jujuy, Iruya (informes calle General Güemes s/nº / Tel.: +54 03887 482001 / www.turismo.salta.gov.ar) se ha convertido paradójicamente en un clásico moderno que no resigna paisajes, comidas, músicas y formas ancestrales de entender la vida. Queda en Salta, pero se llega desde Humahuaca (Jujuy): “Mi padre nos enseñó el camino a Orán. Son tres días por el lecho del río, única manera de llegar sin pasar por Jujuy”, confirma Alberto Moreno, un iruyano. Desde el Hostal Taracho (www.iruyahostaltacacho.com / Tel.: +54 387 4045522) vemos uno de sus espectáculos: el fútbol de altura sobre una cancha inclinada. Por momentos la pelota se va y desciende como dos cuadras entre casitas de piedra y adobe, algunas de 400 años en los faldeos de la sierra de Santa Victoria. Hay cierto desarrollo, reflejado en el ex temible camino de cornisa, en la creación del Hospital Ramón Carrillo y en el puente colgante que conecta con el pueblo vecino de La Banda. Da gusto pasear y parar en comedores o negocitos, estar atento a los carteles que anuncian peñas y animarse a la caminata de la cima para ver la unión de los ríos Milmahuasi e Iruya.