Mis acuerdos internos
Generalmente sabemos que queremos lograr algo y en nuestro interior se produce un conflicto que nos impide hacerlo. Eso nos provoca angustia y malestar. Conocemos qué tenemos que hacer, pero hay algo por lo que no lo hacemos.
El gran desafío para un coach o entrenador es que aquellos con quienes trabajamos logren sus propósitos y eso mejore y alegre sus vidas. Muchas veces, en las conversaciones, podemos distinguir qué conocen claramente sobre cómo lograr lo que se proponen, pero hay allí también intereses opuestos e incompatibles entre sí. ¿Qué debemos tener en cuenta entonces?
PARTE POR PARTE
En todos los seres humanos habitan dos o más partes, y esto suele ser el motor de los conflictos internos cuando se vuelven incompatibles. El conflicto es muchas veces una cuestión de interpretación, porque nuestro ser complejo nos llena de contradicciones y puntos de vista. Esto se llama “polaridades” en Programación Neurolinguística (PNL), y se pone de manifiesto por ejemplo con mi ser activo, mi ser haragán, mi ser lanzado y mi ser prudente, que coexisten en mi interior. De ellos surgen varias interpretaciones de la realidad. Tal vez me digo: “Me siento excedida de peso, desordenada en lo alimenticio y sin hacer deporte”. Entonces me pongo a comprar verduras y frutas, zapatillas para salir a correr, sin embargo algo me dice que sería mejor ver una película en Netflix comiendo unas ricas papas fritas. Y ahora ¿quién podrá defenderme? Una de las formas de resolver este conflicto interno es mediante un ejercicio de PNL. Se trata de poner en un papel nuestro nombre y palabras acerca de qué piensa, qué dice y qué siente mi yo sobre elegir una vida más saludable. Lo mismo acerca de mi yo que quiere quedarse mirando una película. Una de las claves es reservar una “posición neutral” para observar este sistema desde afuera y preguntarnos qué sentimos acerca de la situación y de nosotros mismos. ¿Qué emociones nos genera cada una de las situaciones? ¿Qué juicios nos dispara el conflicto entre las contradicciones? ¿Para qué mi ser saludable quiere hacer dieta y deporte? ¿Para verme mejor y sentirme más liviano, o por otra cosa? ¿Por qué al mismo tiempo quiero hacer fiaca? ¿Para descansar y estar cómodo, o porque me corro de la responsabilidad? Quizá ambas decisiones busquen lo mismo: nuestra satisfacción y bienestar, pero bajo distintas formas de alcanzarlo. Allí hay una intención positiva que debemos rescatar, y eso nos acerca a un acuerdo de partes, ya sea retomando la actividad física y ordenando mi dieta con permitidos que me den la satisfacción de una buena hamburguesa con papas fritas mientras miro una peli, por ejemplo. Generar estos acuerdos internos nos acerca a los objetivos y permite que nos superemos porque el conflicto se disuelve.