Mi casa, la cuarentena y yo (4º parte)
“No es el más fuerte o el más inteligente el que sobrevive, sino el que se adapta a los cambios” (Charles Darwin)
Adaptarse a lo diferente, cambiar de idea, de proyecto, de estilo de vida y renunciar a lo que creíamos o a nuestras rutinas para comenzar otras, es posible, pero somos animales de costumbres y modificarlas será siempre un desafío. Sin embargo, entendemos que algunos cambios, si no los implementamos nosotros, nos tomarán por asalto, se impondrán aunque nos neguemos a verlos o miremos para otro lado.
Todos leímos y hablamos sobre el cambio climático, el medio ambiente agredido y la necesidad bastante urgente de atender estos temas que hacen, ni más ni menos, que a la supervivencia de la raza humana sobre la tierra. Sin embargo nos cuesta comenzar a hacerlos, esforzarnos por entender las tecnologías desarrolladas para sumar eficiencia a las viviendas, aún sabiendo que al aplicarlas veremos no solo reducidos los consumos y el consiguiente gasto en facturas de luz, agua y gas. Además, tendremos ambientes mucho más confortables, aislados, estancos, luminosos.
Todo aprendizaje lleva tiempo y reconoce hitos. La cuarentena obligatoria que estamos viviendo es uno de esos hitos indudablemente. Que a nadie extrañe si, cuando comiencen a llegarnos las facturas por los servicios utilizados durante esta cuarentena -independientemente de las posibles facilidades que las empresas ofrezcan a los usuarios para pagarlas-, comprobamos que se han disparado los consumos y, claro, los montos.
¿Qué pasó? Simple: la familia completa estuvo en casa semanas enteras y todo lo que podía ser usado se usó. Pero seguramente no será tan así si cuando hicimos los baños instalamos doble botonera en los inodoros para evitar desperdiciar agua; si fuimos paulatinamente reemplazando los focos incandescentes por otros de bajo consumo o de LED; si reciclamos agua de lluvia para el aseo de la casa; si adquirimos artefactos para el hogar y climatización con tecnología Inverter, y varios “si” más. Sin embargo, eso no es todo. La diferencia mayor la veríamos si el proyecto arquitectónico y la construcción de nuestra vivienda fueron realizados con conciencia ecológica y sumando a la materialización desarrollos tecnológicos que no cuestan más, solo hay que decidirse a incorporarlos.
Consultamos dos estudios profesionales que nos asesoran sobre estos puntos, para leer ahora e incorporar a medida que podamos porque, amigos, hay futuro después de la cuarentena y como dice Serrat “¡Duro con él!”.
Jorge F. Delfino Martínez, deTDS Group, entiende el problema de la sustentabilidad desde el inicio mismo de la intención de construir: “Al soñar y hacer realidad nuestros hogares, muchas veces dejamos de lado ítems sustentables como la aislación térmica, el uso de la luz natural, las aberturas y la tecnología de los artefactos, entre otros”, dice el profesional que, sin embargo, está comenzando a ver un cambio en la actitud de sus clientes: “Cada vez son más las consultas sobre una vivienda sustentable, qué beneficios trae en lo económico y si es más cara. Las respuestas siempre son positivas en lo que respecta al ahorro económico y la calidad de vida tanto en la casa como en la comunidad. ¡Una casa eficiente disminuye los consumos entre 70% y 80%!
Lograr la casa eficiente no necesariamente se restringe al diseño, ya que si deseamos un proyecto tipo caja de cristalse deberá hacer énfasis en la tecnología de las carpinterías y vidrios (DVH o TVH) como así también la aislación térmica del contrapiso y la cubierta, además de sumar tecnologías renovables.
La eficiencia energética de una vivienda se logra desde el diseño y el uso apropiado de la tecnología. En TDS Group, como ejemplo, usamos el sistema constructivo steel framingpara que la vivienda cumpla con las normativas y expectativas del usuario”.
Por su parte, para el arquitecto Leandro Arfuso, de Arfuso Arquitectos, esta cuarentena deja en evidencia tanto carencias como satisfacciones respecto del uso intensivo de la vivienda: “Al vivir tan fuertemente la casa comprobamos lo esencial de cada espacio, si nos rinde como pensábamos para las funciones que allí se cumplen, si es práctico, en fin, si nos sirvepara lo que fue proyectado. Esto deja en evidencia la enorme significación de haber pensado la vivienda teniendo en cuenta valores sustentables, como que no haga falta utilizar aire acondicionado suplantándolo por elementos que aporten temperaturas amigables como ventilaciones cruzadas; techos vegetales que ayudan mucho a mejorar la aislación térmica, evitan anegamientos en las ciudades y purifican el aire que respiramos; carpinterías en ventanas bien ubicadas y con vidrios dobles o triples con cámara de aire y estudios de las proyecciones de sombras sobre la vivienda previos a su implantación, entre otros ítems a considerar durante el proyecto y la construcción, todos tendientes tanto al ahorro sustancial en el consumo de energías como a lograr una vivienda que no agreda al ambiente que la rodea”. En nuestra próxima salida continuaremos con este tema, aprendiendo con el arquitecto Leandro Arfuso y Jorge Delfino Martínez cómo hacer más eficiente nuestra casa, no solo para sobrevivir a la cuarentena, sino para dar un saludable paso hacia el hábitat sustentable.