Limpieza mental
Querer que la realidad sea diferente de lo que es, es como querer que un perro maúlle: siempre dirá “guau”. Que el jefe sea más humano, que en mi casa “me valoren” o que “mamá comprenda”, son pensamientos que ocupan gran parte de nuestros días generando estrés. El problema es discutir con lo que es, y no trabajar para sentirnos menos afectados.
Discutir con la realidad, duele. Sentimos tensión y frustración cuando peleamos con ella. Cuando dejamos de resistir la realidad, ésta se convierte en algo que fluye, más simple, amigable, seguro. Poder ver las cosas sin resistencia y sin pelearse, sin discutir mentalmente con lo que ocurre, es el primer paso para no sentirnos tan afectados.
Los pensamientos están de paso
Un pensamiento no es ofensivo a menos que le demos poder. Nuestros pensamientos no nos afectan, sino el apego a ellos, y así se genera sufrimiento. Que un familiar se enferme, que algún ser querido tenga un accidente, no lo desea nadie, pero ocurre ¿Sirve pelear mentalmente con esto? No tiene ningún sentido pero, aún así, peleamos con lo que pasa porque no sabemos cómo dejar de hacerlo. Lo bueno es que los pensamientos están de paso, no se instalan ni nos perjudican, a menos que nos apeguemos a ellos como verdades.
Hay tres tipos de temas en el mundo: “mis temas”, “tus temas” y “los temas que escapan a mi control”. Si yo vivo mentalmente fuera de mis propios temas y me meto en los tuyos queriendo que “consigas una mejor pareja”, por ejemplo, o “que seas más prolijo”, eso me genera estrés. Impide que esté presente, y me separa de mí misma. Si vos estás viviendo tu vida a tu manera, y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está viviendo mí vida?
Comprensión
No hay forma de controlar los pensamientos, apenas comprenderlos. Recibirlos para dejarlos ir. En general, son como la lluvia que llega: ¿podemos pelear con una gota que cae? Podemos preguntarles en todo caso… indagarlos, y hasta tratar de amigarnos con ellos. Si recibís algo doloroso con comprensión, quizás no te resulte tan fuerte y cuando reaparezca ya no le des tanta importancia. Hay que aceptar y amar lo que sucede. La próxima vez que te sientas incómodo, enojado, tenso, preguntate: ¿de quién es ese tema del que te estás ocupando mentalmente? Es una pregunta que puede llevarte de vuelta a vos mismo. Reflexioná cuánto tiempo pasás viviendo mentalmente la vida de otras personas. Está por comenzar un nuevo año, y es buena oportunidad para desempañarel lente y hacer foco en otro lado, ocuparte de lo que está a tu alcance. No todo lo que proyecte la vida delante es tuyo. Querer lo que tenés, unir pensamiento y acción sin enojos, indagar qué es lo que te molesta, sirve para deshacer pensamientos y quitarles poder. La realidad es siempre mucho más amable que las historias que nos hacemos con ella.