Las islas bonitas
Esta vez, la siempre atractiva ciudad de Rosario, su costanera y el monumento a la bandera; los célebres cafés y bares cerveceros, su aire futbolero y el moderno acuario, quedan en segundo plano. Al otro lado, en los dominios del Paraná, playas y paradores con gastronomía típica y paseos imperdibles.
Federico Clérico suelta el comando de la lancha. Frunce el ceño y me mira. “Eso que ves ahí, no existe. Te lo juro por mi vida”, dice agarrándose la cabeza mientras atravesamos el lomo del río. El Paraná parece más inmenso cuando se está en medio de tanta agua y las orillas se tornan difusas. Pero no al extremo de imaginar cosas, en especial una rampa de cemento que emerge de la isla La Invernada como un trampolín. “No sé qué decirte, lo veo, y lo niego. Debe ser un efecto del sol, una estela de vapor mañanero de un buque… no sé. Igual sacale fotos porque a partir de hoy tenemos nuestro Uritorco rosarino, hermano”, bromea, y acelera el motor abruptamente. El misterio de esa imagen se sumará a las tantas historias que estos pagos llevan a cuestas. La lancha sigue dibujando un zigzag para eludir el oleaje. Se suceden entonces los grandes edificios del centro, el famoso monumento patrio, los túneles de las barrancas que atesoran las historias de viejos contrabandos, el modernoacuario del río y el estadio de Rosario Central. Federico desacelera. “Disculpame, pero independientemente de este avistaje del tercer que hemos vivido, tenés que conocer la magia del Caribe Canalla. El único espacio playero de envergadura acorde a un club argentino de primera división, y no ese laguito triste de los primos leprosos”, cuenta en alusión a la eterna rivalidad su club y Newell´s Old Boys.
Al otro lado
Secreto a voces, las islas y parajes al otro de la ciudad son un tesoro compartido. Ubicadas del lado entrerriano pero accesibles desde Rosario, son los muelles de Costa Alta los que embarcan entusiastas hacia sus playas. Pero la cosa no termina allí. Rodeando La Invernada, un mundo de islotes que el humedal recrea, de entorno natural y selvático único, se abre ante nosotros. Hospedajes y sabores típicos, además de días de playa que se disfrutan más en primavera y verano, se suman a otros dos atributos más solapados y aparentemente contradictorios: la cercanía y el silencio. Efectivamente, se puede estar lidiando con el tránsito de centro rosarino (que nunca es el porteño), y a los 20 minutos desembarcar en la calma isleña, hundir los pies sobre la arena, probar crujientes bastoncitos de raya, y revivir. Para ello hay que atravesar la imagen surrealista de los irupés florecidos bajo el colosal puente Rosario-Victoria en un bosque seco cubierto por enredaderas acuáticas, y entrar a la boca del Viejo Paraná, donde los viejos pagos de Doña Icho (0341-155148869) en Isla Libertad, saben de delicias. “Cuando llegué todo esto era selva, sin vecinos. Mi esposo era isleño pero yo venía de la ciudad, y como toda una niña mimada tuve que aprender hasta lo más básico. Luego llegaron aquí mismo los hijos y nietos”, nos contó por aquel entonces cuando visitamos por primera vez esta isla. El lugar es un enclave isleño al cien por cien, con cabañas tipo dormis para dos y servicios deluz y parrilla para quien desea pasar el día. Una despensa atendida por la familia ofrece un infalible pan casero y otros platos ribereños.
Enlazadas
Cruzando un arroyo y certificando lo dicho, la isla vecina alberga el parador Wilson, de uno de los hijos de Doña Icho. Allí salen frescos bastoncitos de raya acompañados por buena cerveza artesanal, que elevan la oferta de un lugar sencillo y bien atendido. Mesas y parrilleros a la sombra para pasar un día lejos del ruido, animarse al camping ya los paseos en kayak son parte del plan. A pocos minutos, en el km 427 del Paraná Viejo y ya sobre el islote Benito, los dueños invitan al eco-camping Los Benitos (0341-153253505 /155529355. FB IG losbenitosecocamping), o pasar la estadía en los dormís ubicados en pleno monte. Bar y una proveeduría supercompleta con opciones vegetarianas, luz y excelentes sanitarios, son parte de un espacio que requiere sí o sí reserva previa. Carpa para reuniones y rituales, un sendero al monte natural y rincones selváticos completan un panorama amplio y con cierto halo místico.
Playa, barra y galope
El Pimpollal, “parador turístico de río” (0341-155494777. www.elpimpollal.com.ar), lo tiene todo. Con una vista privilegiada y amplio sector de arena, puede disfrutarse allí del vóley, del standup paddle y los famosos tragos y sándwiches de su bar. De onda bien campera, su estancia además atesora una tropilla a la que le gusta andar atravesando lagunas y densos matorrales, guiada por el baqueano que encara los humedales, esquiva espinillos y cruza arroyos como si nada. Al otro lado de la playa y el parador está el ganado, las plantas nativas y una estancia que se ofrece a grupos de amigos (hasta 20 pasajeros) y empresas. “Esta cabalgata dura en forma completa una hora y media, pero nos hemos animado al cruce Rosario-Victoria con tres días de travesía a través de la selva”,cuentan. Una granja con animales (gallinas, patos, vacas, cerdos) aporta un toque diferente al entorno de playa y fiesta, y permite una mirada familiar del lugar.
En la orilla
Estrenando un moderno edificio en 2018, el Acuario del Río ensanchó aún más las propuestas de una costanera que recibe a los runners, skaters y ciclistas, explota en parques, bares y restaurantes, alardea con el renovado monumento y las playas top de La Florida. “No es sólo un acuario sino un centro tecnológico, científico y educativo. Ahora mostramos para entender y ayudar a cuidar la vida oculta del río”, cuenta un especialista en acuicultura. Hoy las recorridas se han acortado por la pandemia (25 minutos dentro y algo más afuera) descubriendo los laboratorios, áreas de experimentación, piletones en tierra, la biblioteca y otras áreas del primer piso. En el entrepiso está el bar, y en la planta alta lo que todos quieren ver: la sala de muestras con 10 peceras gigantes, pantallas táctiles, juegos de memoria y un cajón de arena interactiva en la que se proyectan colores para recrear ambientes donde se ve cómo se modifican si el hombre los interviene. “La tecnología es clave, pero también la parte humana. Por eso tenemos contacto con pescadores desde el principio del proyecto, salimos juntos y nos han enseñado un montón de cosas sobre este río del que todos estamos aprendiendo”, comentan.
Para visitar
– Salidas de medio día y día competo al Viejo Paraná con Taxi Náutico Federico Clérico 0341-156363681.
– En distintos puntos de Rosario la cadena Solans Hoteles ofrece estadías con los mejores servicios. www.solans.com. 0800-555-4683.
– Acuario: Jueves y viernes de 16 a 18:30. Sábados y domingos de 13 a 18:30. www.acuariodelrioparana.gob.ar
Para comer y disfrutar
Si la intención es vivir a pleno la noche, la movida musical y gastronómica de la ciudad es bien tentadora.Cervecerías artesanales y heladerías prestigiosas se completan con bares del boulevard Oroño donde la música está más viva que nunca, como “la casa de The Batles en Rosario”. Así se presenta Beatmemo (www.baetmemo.com) donde los ciclos musicales en torno a la banda inglesa, un museo con línea de tiempo y un store donde pueden adquirirse discos, indumentaria y accesorios, tiene a John, Paul, George y Ringo en cada rincón. Si se buscan los sabores típicos, Bajada España (FB Club Peña Náutica Bajada España), Escauriza (IG escaurizaparrilla), La Marina (www.restaurantlamarina.com / 0341 350-7804) y Sunderland (0341-4823663, FB SunderlandBar) se instalan en el top cuatro de los restaurantes donde la buena mesa está asegurada.