La mágica soledad
Para muchas personas la soledad suele tener un carácter negativo al estar asociada a la falta, la pérdida, el vacío. Sin embargo, puede ser una herramienta de gran ayuda para la vida.
Se me ocurrió escribir en Google la frase: “me siento solo”. En menos de un segundo aparecieron 126 millones de resultados. Proveniente del latín “solítas”, la palabra describiría la carencia de compañía, sea voluntaria o no. Sin embargo, siempre se la asocia al vacío, por eso las personas tratan de evitar estar solas y buscan diferentes actividades y grupos para mitigarla. La soledad no es buena ni mala, y puede convertirse en uno de los estados más maravillosos y fértiles para conocerse, siempre y cuando la interpretemos y asumamos así.
Elegir
Las fotos de las revistas, las publicidades, muestran parejas o grupos divertidos y haciendo actividades. Es muy raro que se vea una persona sola disfrutando de un libro, contemplando un atardecer, tomando un vino o un mate con una sonrisa dibujada. Quizás sea ese uno de los motivos de la interpretación de la palabra. Pero la soledad marca una dualidad por la que muchas veces escuchamos personas a las que les encanta estar solos y otras que se entristecen y hasta se deprimen cuando no están acompañados. Si optamos por llevarnos bien con ella o con los momentos en que no tenemos compañía, es probable que esa situación de lugar al conocimiento personal, al crecimiento, la creatividad y la proyección. Que genere un estado para escucharnos, identificar miedos, definir qué queremos que nos pase y qué no, plantear objetivos, reconocer fortalezas y trabajar en nuestro desarrollo. Ese es el desafío. Entonces, lo primero que podríamos hacer cuando nos invade el sentimiento adverso ante la palabra, es revisarnos, escucharnos, reconocernos y hacer conscientes las cosas que nos están molestando, dónde está doliendo la vida y en qué otros aspectos estamos bien, satisfechos y agradecidos. Sin consciencia, sin reconocimiento, no hay conexión para avanzar. Si logramos enamorarnos de esos momentos surgirán respuestas que muchas veces buscamos afuera, conectaremos con nuestra verdadera esencia y la conoceremos en profundidad. Recién desde ese punto de partida podremos diseñar el nuevo norte. Sin autoconocimiento, todo lo que llegue a nosotros se adherirá a la cáscara, y hasta en algunas ocasiones seguirá pareciéndonos que estamos solos. Porque estar en compañía no es solamente tener gente alrededor.Mi invitación es a abrazar tu soledad, reconocerte en ella y resetearte para volver a comenzar. No compremos tanto marketing: la felicidad es aprender a convivir con nuestros pensamientos en paz y armonía, poder elegir qué vida queremos y trabajar para que suceda.