¿Espectadores o protagonistas?
Reflexiones a raíz de lo sucedido con la droga adulterada en Puerta 8, la villa de Tres de Febrero que fue tristemente protagonista semanas atrás.
Vivimos en un mundo convulsionado, en el que a diario nos encontramos con noticias que nos conmueven y nos obligan a enfrentar una realidad difícil, acuciante, de la que no nos podemos sustraer. En las últimas horas estalló un hecho dramático, repentino, pero no inesperado. El enorme aumento del consumo de sustancias psicoactivas en los últimos años y sobre todo durante la pandemia de Covid-19 se reflejó en las estadísticas de los organismos que investigan este fenómeno, pero no llegó a impactar en la sociedad con toda su dimensión, hasta que se produce este hecho trágico. La alerta estaba presente pero sólo importaba a aquellos que trabajan en el tema o que conviven con personas en consumo y deben enfrentar sus consecuencias.
Complejidad
Si entendemos la adicción como un fenómeno bio psico social, y espiritual, debemos analizar lo sucedido en todos estos planos, y aquí no sólo hablamos de salud o de seguridad. Existen organizaciones públicas y privadas que se ocupan de esta problemática desde su complejidad. Acontecimientos que nos impactan tan profundamente implican a varios ámbitos donde intervienen múltiples actores: el narcotráfico, el lavado de activos que permite “blanquear” dinero obtenido en forma ilícita, la seguridad (que debiera elaborar estrategias de control), los ámbitos de la justicia que intervienen en las causas derivadas, los espacios y recursos de tratamiento y rehabilitación, y finalmente, la prevención, que debiera ser central y desarrollarse en todos los ámbitos de la comunidad. El abanico que se abre, si queremos enfocar el problema en profundidad, es muy amplio y complejo. Lo peor que podemos hacer como sociedad es mirar hacia otro lado, o banalizar el consumo como un elemento más, disponible para que cada persona elija impulsivamente y sin conocer sus consecuencias, qué sustancia consumir.
Los medios y sus caracterizaciones
Las imágenes que se han difundido por los medios de comunicación masiva develan una situación que impacta, y que apela a la capacidad de conmoverse ante tanto sufrimiento. Sufrimiento que no puede ser ajeno: todos tenemos algo que aportar para evitar dolor y muerte, cada uno desde su nivel de decisión con diferentes responsabilidades. Es importante que no se trate este hecho sólo desde el polo de la oferta como un problema de seguridad o avance del narcotráfico. Obviamente lo es, pero debemos enfocarlo también desde el polo de la demanda. Esto implica pensar en las personas y su situación vital. Si trabajamos en prevención, el objetivo es mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y fortalecer las actividades que ayudan a tener un estilo de vida saludable. Anticiparse y trabajar con ámbitos privilegiados como la familia, los espacios educativos, las parroquias, los clubes, las organizaciones barriales, puede darnos herramientas eficaces.
Desde la salud
Desde el ángulo de la salud, las personas afectadas por el consumo de sustancias psicoactivas necesitan atención especializada. Desde las políticas públicas es necesario desarrollar más aún una red de asistencia de las adicciones, ampliar la cantidad de centros en todo el país y establecer protocolos de tratamiento y abordaje del problema en sus diferentes fases. Estos dispositivos existen, pero es evidente que no son suficientes. Hace tiempo se reclama una revisión de algunos aspectos de la Ley de Salud Mental, sobre todo en cuanto a la posibilidad de internar a una persona, aun cuando no lo decida expresamente. Debería revisarse este aspecto, las familias saben qué difícil es llevar a un tratamiento a una persona que está consumiendo y no tiene la capacidad para decidir dejarlo. Basta escuchar a muchas madres que relatan las situaciones que tienen que vivir si quieren apostar a la salud de sus hijos.
Hace ya muchos años desde el Instituto de Prevención de las Adicciones de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador, nos abocamos a este tema a través de la Formación de Profesionales, la Investigación Aplicada y la participación en Mesas de Trabajo con Instituciones Públicas y Privadas que trabajan el tema. Hay muchas personas involucradas en el abordaje de esta temática y seguramente este hecho lamentable nos compromete a redoblar nuestros esfuerzos, no a bajar los brazos.