El espinoso tema de las expensas
Se habla mucho de ellas, a veces solapadamente, y en otras, a viva voz. ¿Son desmedidas? ¿Incluyen lo que realmente importa? ¿Abarcan las necesidades de todos los socios?
Como toda organización, los clubes de campo, countries y barrios cerrados dependen económicamente de ingresos y egresos de dinero para solventar las necesidades imprescindibles de su desenvolvimiento, y eventualmente, crecimiento. Si bien cada sitio es diferente, y la entrada de dinero proviene de diferentes fuentes, podemos convenir en que la expensa que abona mensualmente cada propietario es la mayor y más importante suma que tienen estas organizaciones.
Escenario complejo
No obstante, no será en esta oportunidad que abordaremos el ítem ingresos. Serán los egresos los que pondremos en consideración. Descartamos de este análisis, aquellos gastos relacionados con obras vinculadas al crecimiento o mejoras sustanciales en las instalaciones, ya que en general las mismas se erogan vía expensas extraordinarias o donaciones particulares. Si bien el presupuesto anual de una organización resulta muy extenso, creemos que estos son los principales rubros, y contemplan aquellos gastos que figuran en los presupuestos como gastos generales.
En estos ítems podemos enumerar:
• Mantenimiento general
• Servicios de seguridad
• Sueldos del personal de mantenimiento, administración y portería
• Servicios médicos
• Contribuciones a municipios, policía, bomberos
• Servicios de luz y gas en los espacios comunes
• Honorarios de asesores externos
• Servicios de conectividad
• Amortización y compras de máquinas y herramientas
• Compras de insumos para espacios verdes comunes
Este sería un “presupuesto tipo” de un barrio privado, que en general, sólo ofrecen servicios de mantenimiento básico, administración y seguridad. Ocurre que los clubes de campo y los countries clubs, brindan una serie de servicios que implican gastos de mantenimiento de campos e instalaciones deportivas y sociales, profesionales docentes, afiliaciones institucionales, materiales, etc. Podemos agruparlas en estos rubros:
• Socio recreativos
• Deportivos y actividades físicas
• Actividades artísticas y expresivas
Todas las organizaciones cobran una expensa en la que se dividen estos gastos generales. Algunos incluyen todos los gastos, incluso aquellos derivados de los servicios, y cobran una expensa global, se usen o no. Otras organizaciones cobran la expensa de los gastos generales y una membresía para asociarse y así tener acceso a servicios extra y otras actividades, cargando la cuenta a cada miembro por aquello que realiza.
Tensión
Hecha la descripción general, devienen las particularidades. ¿Todas las actividades deben ser autofinanciadas, o algunas podrían subvencionarse? Seguramente quienes participan de actividades como el fútbol, el tenis, o algunas propuestas físicas y gimnásticas con alto número de participantes, no sufrirían ningún tipo de inconveniente. Pero: ¿Las actividades de los niños y niñas deben ser aranceladas? ¿Si es un objetivo institucional la integración social de los más pequeños y los jóvenes, aquellos que no abonen el arancel, podrían ser parte? Y si la organización cree que es importante el desarrollo de las actividades expresivas, ¿cómo se conformarían los grupos de teatros, de danzas o coros? Son temas que debatir, sin dudas. Pero seamos más incisivos aún: ¿Cuál es el costo total, y real, del mantenimiento de una cancha de golf? ¿O del haras de equitación? ¿Acaso el número de golfistas sería el mismo si los costos que implica la disciplina recayeran sólo en ellos? Podríamos desarrollar el mismo argumento para la equitación u otras actividades costosas. Vale la pena entonces, poner la mirada no sólo en las expensas, sino también en la forma que cada organización diseña cómo cobra las mismas. Quizás esta discusión interna permita repensar la organización, y esto es siempre beneficioso. Incluso si la decisión es sostener el modelo que existe actualmente.