Cómo sobrevivir a crisis económicas
El “vil metal” suele tapar agujeros y ocultar conflictos en las parejas porque cubre provisoriamente algunas expectativas.
Cuando no existen problemas económicos, se compran más cosas, se gasta en recreación y esparcimiento. Aquello suele matizar muchos conflictos. Pero el manejo del dinero es un punto importante y de fricción en las parejas, y en situaciones de crisis como la actual, es inevitable su paso a un primer plano y muchas el motivo de separaciones impulsivas.
Singularidades
Imaginen la siguiente escena: la promesa de un cafecito en el living se convierte en el racconto de todas las cuentas a pagar, las exigencias del jefe, lo último que hicieron los “amados” hijos de nuestra pareja, las presiones de la ex. ¿Cómo hacer para despertar una noche de pasión en medio de la tormenta? En las películas de Hollywood todo es más fácil, pero en un país lleno de mortales se impone ser creativos.
El hombre que queda desocupado en la madurez siente que todo él está “fuera de circulación” y piensa que nunca más podrá reinsertarse, viendo afectada en muchos casos también su virilidad. Para la mujer, esto se traduce en la sensación de ser poco deseable. Las crisis también afectan a aquellas mujeres que se niegan a depender exclusivamente del hombre, haciendo que no se permitan gustos, quizá merecidos, en aras de la familia. Pero cuando no estamos bien con nosotros mismos, solemos transmitir al otro una onda negativa que, tarde o temprano, vuelve como un boomerang. Él nos responde con nuevas acusaciones, haciendo que bajen nuestras defensas emocionales y nuestra energía justificando supuestos errores. La pareja y la sociedad toda se convierten así en una rueda negativa y destructiva. Este circuito nos impide darnos cuenta cuánto de la solución está en nuestras manos.
Ante todo, la pareja debe tener proyectos individuales gratificantes para que cada uno pueda sentirse mejor en el momento del encuentro. Desarrollar actividades placenteras para realizar juntos sin necesidad de tanto dinero. Aprender a reírse un poco de la crisis para aflojar las tensiones. Y lo más importante, tener una actitud más positiva frente a la vida y las elecciones. A veces, es necesario rever en el álbum emocional de otros tiempos qué cosas nos gustaba compartir y en especial aquellos trucos de seducción que resultaban infalibles.Debemos tomar la crisis como una época de replanteos para mejorar la comunicación, en lugar de cargar todas las tintas sobre el otro o hacerlo responsable de nuestras frustraciones. No pulvericemos nuestros proyectos. Hay que elegir lo que da vida a la vida, crear un microclima. ¿Qué significa esto? Aislarnos del conjunto de situaciones externas que nos resulten tóxicas y que, si no tenemos una buena dosis de inmunidad, nos desalienten. Es fundamental tener un alto voltaje de “gammaglobulina emocional” a modo de prevención. Y eso no quiere decir que vivamos en una burbuja, sino que seamos capaces de procesar la información que nos llega sin dañar al extremo. Es una tarea de filtrado de las noticias, porque si pensamos que todo se dará de una manera fatalista, determinante e inmodificable, nos debilitamos, nos paralizamos y perdemos la energía necesaria para encarar proyectos y objetivos.
* Beatriz Goldberg es licenciada en psicología (MN 6235). Autora de “Estoy a tiempo todavía”(2003, Editorial Luman) y “Como superar los miedos y ser feliz” (2009, Editorial Kier), entre otros.
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