Alcohol y embarazo
Pese a ser un coctel dañino, en nuestro país, sus índices de consumo siguen siendo alarmantes.
Las consecuencias de la pandemia son notorias tanto para la salud individual como para la pública, y el tema va más allá del Covid. Estudios epidemiológicos demuestran el aumento de los consumos abusivos de sustancias psicoactivas, tanto en jóvenes como en la población adulta, relacionados con el aislamiento social y el aumento de los trastornos de ansiedad y demás patologías. El incremento notorio en el consumo de alcohol por parte de adolescentes es preocupante.
Sociedad y consumo
Nada escapa a la generalidad de una cultura consumista. Al aumento en el consumo, las últimas investigaciones añaden disminución de la alarma social y minimización de riesgos. Ha bajado la edad de inicio y se ha incrementado de manera manifiesta en la población femenina. Esto obliga a pensar en la importancia de abordar la problemática del alcohol en el embarazo, sobre todo en el adolescente. La comunidad médica y la psicología deben tener un papel en la educación y en la asistencia de la población en riesgo. Prácticamente no se desarrollan políticas de prevención que alerten a las mujeres jóvenes de los riesgos y las consecuencias para el niño a nacer. Una investigación realizada hace unos años por el Ministerio de Salud de la CABA mostró que más del 12% de las embarazadas cree que se pueden ingerir alcohol durante el embarazo, y el 1.69 % de las encuestadas desconoce si es dañino o no. De la muestra encuestada, un 59% consumió alcohol durante el primer trimestre, y en las menores de 18 años el 28,57% continuó la ingesta más allá de él.
Especialistas en el tema afirman que existe un Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), producto del consumo abusivo de alcohol durante el embarazo, con consecuencias físicas y neurológicas severas. Implica que el niño presentará retraso en su maduración y crecimiento y, a futuro, dificultades en su desarrollo intelectual.
Los estudios muestran que no hay una dosis umbral mínima para los efectos del alcohol en el feto, por lo cual se recomienda abstinencia los 9 meses. Inclusive se ha comprobado que también existe un efecto a futuro aún dentro de parámetros de consumo moderado por parte de la madre.Muchas dificultades a futuro podrían evitarse si se sensibilizara a la población de mujeres en edad fértil sobre este tema. Aún en el ámbito de los Agentes de Salud existe todavía un desconocimiento sobre el tema, o la creencia de que una baja cantidad o consumo ocasional e inocuo. Algunos profesionales de la salud manifiestan que no indagan sobre este tema en las consultas. Si no conocemos esta realidad tampoco podremos actuar sobre ella. Se conoce también el Síndrome de Abstinencia de Alcohol en el recién nacido, producto de una madre que padece adicción durante el embarazo. No se conoce tanto sobre la incidencia en el consumo moderado. Actuar preventivamente, capacitando los profesionales de la Salud en general y equipos con un abordaje interdisciplinario es indispensable. También debe incluirse esta temática desde la escuela secundaria, edad en la que comienza el consumo y las relaciones sexuales. No hablar del tema sólo agrava el problema. Cuidar y proteger a los niños es una responsabilidad insoslayable de una comunidad saludable. Y es nuestra tarea profesional sensibilizar, capacitar y acompañar para prevenir, asegurando a los niños su derecho a un futuro mejor.