Placeres de allá

Ushuaia es la cita de esta edición, y su fama de ciudad consagrada al turismo se refleja no sólo en los atractivos paseos y lugares para disfrutar al aire libre. La mejor hotelería y los sabores típicos esperan en algunos espacios que hay que conocer. 

Si hay un deleite ineludible en las vacaciones y esos paseos planificados que tanto anhelamos, es el descanso. Muchas veces se lo asocia apenas al buen dormir, pero hay mucho más. Llegar a un hotel que se ocupa de recogernos en destino y recibirnos puertas adentro con todo el confort, ofreciendo la mejor gastronomía, sugiriendo recorridos y sobre todo, estando disponible, completa la idea de un descanso ideal. 

De paseo por el parque

El Parque Centenario, uno de los pulmones verdes que se eleva hasta dar una vista panorámica de la ciudad, nos regala la primera visita desde el cálido Hotel Las Lengas. Ubicado a 15 minutos en auto del Aeropuerto Internacional Islas Malvinas y a 5 minutos del puerto donde se inician excursiones de navegación, sus 70 habitaciones Ecology con todos los amenities se completan con 2 suites completamente aisladas e insonorizadas y grandes ventanales con vistas parciales al Canal de Beagle y la Cordillera de los Andes. Como si ubicación, servicios y confort fuesen poco, dentro del propio hotel el BarDPizzas nos da otra sorpresa. Quizá por ser una alternativa a lo típico. Promociones, eventos y la mejor onda sureña conjugan una buena estadía en la que vemos desfilar postres, tragos y cerveza tirada, sándwiches y ensaladas, tortas y una variada cafetería. Pero si algo lo distingue, son los calzones y pizzas de autor (de salmón, de queso de cabra, de jamón crudo estacionado y la gran Alemana -con tomates frescos, mozzarella, panceta, salchichas alemanas, huevo fresco, morrones, parmesano y orégano-), que pueden probarse allí o llevar para seguir descubriendo la ciudad. 

Para no querer volver

Por suerte la estadía es larga y tenemos oportunidad de disfrutar otras alternativas. Caminar las avenidas San Martín o Maipú basta para que el olorcito domine la escena. Exquisiteces patagónicas como el cordero, los pescados, diversos frutos de mar y una distinguida cocina internacional que se completa con producción artesanal de chocolates, dulces de fruta fina y variedad de cervezas y licores, es uno de los puntos fuertes de la ciudad. En esa búsqueda surge Marcopolo Freelife, un concepto sobre la alimentación saludable, más que un mero sitio de comidas. Con opciones veganas, vegetarianas y libres de gluten, sus recetas se basan en la idea de un producto listo para viajeros que quieren seguir camino, así como para quienes desean frenar y comer algo rico, sano, nutritivo, fresco y natural en cualquier momento del día. Picadas y lasagnas, hamburguesas caseras y delicias regionales de la mano de su chef, se completan con sopitas reconfortantes, ensaladas multicolores y deliciosas cajitas chicas, crepes y sándwiches. Para concluir, la góndola espera con la mejor cafetería y pastelería artesanal. 

Al lado, el hotel Cap Polonio sigue la esencia: ser conscientes de que todos los actos del ser humano repercuten en el medio ambiente. “Por este motivo nos comprometemos con el cuidado del medio ambiente y el respeto a la biodiversidad, por lo que nuestras instalaciones se adaptan a políticas sustentables y de ahorro de energía”, cuentan. Sus 30 habitaciones (dobles, triples y cuádruples) cuentan con todos los servicios y un destacado equipo dispuesto a atender en forma personal a cada pasajero. Su desayuno buffet, apoyado en la experta cocina de Marcopolo, es otro atributo. 

Última parada

Es tiempo de volver, y la última noche no podía ser mejor. Ubicado frente al Canal Beagle, el Hotel Albatros nos abre la puerta de su spa para que el atardecer sea inolvidable. Hidromasaje, sauna y ducha escocesa, además de un estupendo masaje nos recupera de una larga caminata. Lujosas habitaciones, gim, centro de negocios y salones para reuniones sociales y empresariales completan los servicios. Para los amantes del trekking y el esquí, Albatros Ushuaia tiene depósito de esquíes y se sitúa a 7 km del Glaciar Martial y a 200 m de la parada de transporte privado con destino al Cerro Castor y al Parque Nacional de Tierra del Fuego.

Párrafo aparte para Prana, su restaurante. Allí se proponen platos bajo cartas internacionales, donde la centolla, los mariscos o el cordero patagónico, entre otras delicias que probamos, son parte del menú cotidiano. Y que sirven, a la postre, de un inigualable cierre para esta visita al fin, o al inicio, de este maravilloso mundo.