Mi casa, la cuarentena y yo (1º parte)
No solo nosotros estamos en cuarentena. Nuestra casa también lo está. No fue hecha para soportar a toda la familia las 24 horas del día, por largas semanas.
Amigos lectores, tanta agua ha pasado debajo del puente entre el cierre de las ediciones de Casa Country y de Intercountries Premium, en diciembre pasado y el lanzamiento de las nuevas revistas, previsto como siempre para el próximo abril! Con portaldearquitectos.com tenemos, en cambio, la presencia constante de una “página viva”, y aunque nosotros lo recorramos en modo vacaciones, lo cierto es que jamás se toma licencia…
En diciembre se trataba de otro mundo, lleno de contratiempos económicos, incertidumbres provocadas por los variados males que nos aquejan en nuestras vidas contemporáneas pero, definitivamente, otro mundo. Hoy el enemigo es masivo, silencioso, invisible para el ojo humano. Veloz, traicionero y veces, mortal. Nada menos que esto ha transformado nuestras vidas, tanto, que debimos poner entre paréntesis la condición más argentina de todas, esa que nos llena de orgullo reconocer que nos identifica: la vida social, los ratos amigueros, los tiempos compartidos. Todo esto hoy está en pausa, y nosotros, dentro de casa. Cada familia en la suya. Abuelos convenientemente preservados en la suya, aunque extrañar a los nietos duela. Padres e hijos repartiéndose los espacios de la casa donde pasan las 24 horas del día.Y aquí es cuando comenzamos a pensar. Como editores de Intercountries Premium, Casa Country y portaldearquitectos.com desde hace décadas, hemos acumulado experiencias y también sensaciones y datos que vamos utilizando en nuestras notas para que sean textos nacidos de las vivenciasreales de cada familia en su casa.
Así, pudimos abordar temas que a través de los años fueron ocupando el podio en el interés de los lectores, especialmente de aquellos que buscan en nuestros medios información real, dinámica y actualizada para elegir al arquitecto que realizará o remodelará su casa, a la empresa que construirá su piscina, al decorador, interiorista, especialistas en baños, cocinas, placares, equipamiento, iluminación y más, o simplemente enterarse, recorriéndolos, qué se está usando en la arquitectura, la deco y el confort en los países más avanzados.
Así pasaron casi treinta años y nunca pensamos que iba a llegar el momento histórico en la vida del mundo, en que esta información serviría para hacernos pensar en nuestras casas de una manera muy distinta a la que lo hicimos hasta ahora. A ver…
Tradicionalmente pensamos nuestras casa partiendo de dos puntos principales: el presupuesto disponible y el destino que le daríamos. Es decir, hablando rápido: de cuánto dinero disponemos para diseñar y construir la casa, y si será una vivienda de transición, pensando en otra mejor o más grande a futuro, y si será habitada de manera permanente o solo fines de semana. La respuesta a estas dos primeras condiciones, determinará de alguna manera las restantes, que son el estilo, los materiales, la superficie y el equipamiento decorativo y funcional.
Así era hasta ahora. La casa se pensaba desde nosotros hacia ella, como un sueño o un logro a cumplir. Imaginábamos la puerta por la que ingresaríamos a diario, sus techos, su entorno. “Veíamos” con los ojos de la imaginación los ambientes decorados, la cocina en funcionamiento con sus vapores y aromas deliciosos, y éramos capaces de zambullirnos en las burbujeantes aguas de una tentadora bañera.
¿Soporta nuestra casa la cuarentena o puede sufrir sus efectos?
Y vamos otra vez: así era hasta ahora. Porque ahora nos toca cambiar, nuevamente al ritmo de la época. Porque las casas son testimonios vivos de cómo las épocas y los avatares de cada tiempo moldearon la arquitectura quitando de aquí y poniendo de allá, acomodando cada edificio a los requerimientos de su actualidad. Las casas grandes con ejércitos de personas dedicadas a su mantenimiento trocaron en casas más chicas capaces de ser mantenidas por sus propios habitantes. Las cocinas, ubicadas en el rincón más alejado y oscuro de una vivienda, donde solo la cocinera y sus ayudantes entraban -y mal-, se convirtió en la nueva estrella de las casas de hoy. Ni hablemos de los baños, antes receptáculos quasi vergonzantes ubicados en el exterior o en la última dependencia, convertidos en salas capaces de ofrecer gratificación, cuidados y placer a sus usuarios.
¿Y por qué, entonces, ahora nos toca cambiar? Porque, como las guerras, las pestes son los grandes modificadores de la historia. Los cambios descritos se fueron materializando con el paso de los años. Pero las guerras y las pestes nos ponen ante un espejo tan nítido que queremos escapar cuánto antes de la imagen que nos muestran. Necesitamos un cambio, lo exigimos, y queremos protagonizarlo.
La principal necesidad está naciendo por estos días, muy profundamente en nosotros mismos. Nace de nuestras entrañas conmovidas y alertas por el futuro. Y nace de las vivencias de este #quedate en casa que a veces parece tan fácil, al rato tan difícil y un poco más tarde imposible de cumplir y queremos que el mundo se detenga para bajarnos ya!
Es lógico que nos suceda todo esto, todos tenemos rutinas, espacios de asistencia diaria, ocupaciones, lugares a los que nos gusta ir como el gym, el bar o la casa de nuestros amigos. Y de repente, el enemigo silencioso que tampoco se ve pero aparece a diario en las noticias nos dice que mejor postergamos todo eso y nos quedamos en casa. Haciendo poco o haciendo nada, pero en casa. Y acá comenzamos a pensar en las decisiones que tomamos cuando le bajamos línea al arquitecto sobre la casa que queríamos. Claro que nunca imaginamos este uso intensivo de cada centímetro cuadrado construido. Jamás imaginamos en que toda la familia reunida por una, dos, tres, cuatro o más semanas dentro de la casa, pondría a prueba todas y cada una de las promesas de calidad de los fabricantes de todo lo que instalamos, desde los materiales hasta el equipamiento. Porque estamos usando todo y más. Uso intensivo. Alto tránsito. A full…
Las decisiones tomadas en el momento del diseño y de la construcción, tanto las que adoptamos obligadamente por limitaciones del presupuesto como aquellas que decidimos porque sí, porque nos parecieron mejor, son responsables de lo que tengamos o nos falte dentro de nuestra casa en estos días de cuarentena obligatoria. Lo importante no es cuestionarnos o arrepentirnos, sino entender cómo una casa puede ser un espacio no solo lindo y con la medida suficiente para la familia. También puede ser el lugar ideal para pasar retiros obligados. Y lo más importante: descubrir que no todo pasa por el presupuesto. Muchas cosas, de haberlas pensado, serían más funcionales pero no más caras.
Cuando esta época pase, porque todo pasa, habremos cambiado y nuestra casa seguramente será modificada de acuerdo a lo que esta experiencia hizo nacer en nosotros. O tal vez sea nuestra próxima casa la que se diseñará con premisas diferentes. Porque nosotros también lo seremos.
Pero esta nota ya se hizo muy extensa y preferimos continuar mañana, contándole como, tal vez, serán esos cambios. Qué espacios se verán seguramente afectados por el nuevo tiempo y cómo puede cambiar el balance en el reparto de metros construidos, reasignando mayores superficies a zonas que aún hoy no tienen la significación que la familia necesita.
¿Estamos tomando experiencia de esta situación para aplicar los cambios necesarios en cuánto la época y el coronavirus nos lo permitan?
Hablarán los protagonistas, los arquitectos, para conocer la viabilidad de los cambios que se vienen. Y los diseñadores y fabricantes de productos, que deberán hacerlos más y más funcionales, entre ellos robots que sean excelentes ayudantes de las tareas domésticas; revestimientos que sean segundas pieles pero no exijan mantenimiento constante; muebles y textiles contenedores y amigables con el uso intensivo. Y más, mucho más. Cuidense-me cuido-nos cuidamos. Todos en casa, el mejor lugar del mundo.